“Cuando un liberal piensa que la riqueza es buena en sí, Owen expresa sus dudas. Cree, por el contrario, que la inmensa riqueza genera la tiranía, la injusticia, la especulación y la ociosidad de individuos mediocres que se lanzan a la política. Dos o tres individuos de esa índole se baten como ropavejeros para alcanzar la cima del Estado, un sitio donde la práctica delictiva puede ejercerse en un terreno de gran envergadura y con total impunidad.

Para terminar con el personal político corrupto proveniente de la clase de los ricos, el objetivo es claro: abolir la propiedad privada, terminar con la ley del libre mercado, el reino del dinero, la religión del becerro de oro y oponiendo a todo eso una nueva política fundada en la equidad, la justicia, la participación. El objetivo continúa siendo “la mayor felicidad de la mayor cantidad de gente posible”, el eudemonismo social.”