Rep lo hizo.
Se atrevió y logró lo más difícil: hacer humor con lo sagrado. Todas las Evas están en este libro, desde la niña de Los Toldos hasta la que sigue viva en el recuerdo de la gente. Y a todas ellas las cubre la magia de uno de los humoristas gráficos más destacados del país. A los cien años del nacimiento de Eva Perón, este libro se constituye en el homenaje dibujado más desenfadado que se pueda imaginar. Porque la risa corre hasta el último velo y nos muestra todo.

“Si hubo algún acercamiento del dibujo humorístico a Evita, es desconocidísimo. Ni las sátiras de la época de su esplendor, ni después se metieron con ella desde el humor. Copi, que dibujaba, lo hizo en una obra de teatro a fines de los años sesenta, Eva Perón, donde pudo destilar toda la ofensa que su odio le permitió. Pero claro, no pudo ganarle al robo de un cadáver. ¿Qué cosa puede ser más sacrílega que eso?”
del prólogo de Pedro Saborido

Evita. Nacida para molestar

$30.800
Sin stock
Evita. Nacida para molestar $30.800
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

Rep lo hizo.
Se atrevió y logró lo más difícil: hacer humor con lo sagrado. Todas las Evas están en este libro, desde la niña de Los Toldos hasta la que sigue viva en el recuerdo de la gente. Y a todas ellas las cubre la magia de uno de los humoristas gráficos más destacados del país. A los cien años del nacimiento de Eva Perón, este libro se constituye en el homenaje dibujado más desenfadado que se pueda imaginar. Porque la risa corre hasta el último velo y nos muestra todo.

“Si hubo algún acercamiento del dibujo humorístico a Evita, es desconocidísimo. Ni las sátiras de la época de su esplendor, ni después se metieron con ella desde el humor. Copi, que dibujaba, lo hizo en una obra de teatro a fines de los años sesenta, Eva Perón, donde pudo destilar toda la ofensa que su odio le permitió. Pero claro, no pudo ganarle al robo de un cadáver. ¿Qué cosa puede ser más sacrílega que eso?”
del prólogo de Pedro Saborido