La advertencia de Hannah Arendt sobre la posibi lidad de que una crisis mundana se convierta en una catástrofe educativa tiene, más o menos, tantos años como la moderna carrera farmaco lógico para encontrar la molécula milagrosa capaz de reequilibrar los llamados estados de ánimo, ya sea en adultos o niños. Cuando se trata de las vicisitudes de nuestra vida diaria con los niños, hacemos oídos sordos. Han pasado poco más de sesenta años desde la aduer- tencia arendtiana y, en lugar de atenernos a que la lle- gada de todo recién nacido apunta a la fragilidad misma del vínculo educativo, decidimos incursionar en la distri- bución masiva de todo tipo de fármacos con uistas a for- matear eso mismo que se resiste a todo formateo: el hecho de que no hay proporción entre las generaciones Sin embargo, aunque hubimos de esperar hasta los años 50 para que fuera posible la producción de neurolépticos que hoy distribuimos como si fuesen golosinas, la insis- tencia en parametrizar la educación es más antigua y ella dice de un nada-querer-saber de la imposibilidad entorno de la cual se estructura el lago educativa. Apuntar para esa ignorancia siempre fue y será un gesto político.

Infancia y educación. Aportes para interrogar los saberes expertos

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La advertencia de Hannah Arendt sobre la posibi lidad de que una crisis mundana se convierta en una catástrofe educativa tiene, más o menos, tantos años como la moderna carrera farmaco lógico para encontrar la molécula milagrosa capaz de reequilibrar los llamados estados de ánimo, ya sea en adultos o niños. Cuando se trata de las vicisitudes de nuestra vida diaria con los niños, hacemos oídos sordos. Han pasado poco más de sesenta años desde la aduer- tencia arendtiana y, en lugar de atenernos a que la lle- gada de todo recién nacido apunta a la fragilidad misma del vínculo educativo, decidimos incursionar en la distri- bución masiva de todo tipo de fármacos con uistas a for- matear eso mismo que se resiste a todo formateo: el hecho de que no hay proporción entre las generaciones Sin embargo, aunque hubimos de esperar hasta los años 50 para que fuera posible la producción de neurolépticos que hoy distribuimos como si fuesen golosinas, la insis- tencia en parametrizar la educación es más antigua y ella dice de un nada-querer-saber de la imposibilidad entorno de la cual se estructura el lago educativa. Apuntar para esa ignorancia siempre fue y será un gesto político.