La escuela es una institución que enseña, pero debe ser también una organización que aprende. Se suele hablar de lo que los alumnos deben aprender, de cómo deben aprenderlo y de cómo se va a evaluar si lo han aprendido. Pero no se piensa en lo que la escuela tiene que aprender y por qué, en cómo va a poder aprenderlo, en qué obstáculos existen para que ese aprendizaje sea real y se realice de una manera efectiva y, si fuera posible, entusiasta. Partiendo de la idiosincrasia de la institución escolar (en el marco de la cultura neoliberal en que nos hallamos inmersos), el autor hace en este libro una reflexión sobre el carácter dinámico de la institución, sobre su compromiso social y sobre su apremiante necesidad de adaptarse a los nuevos retos y exigencias. Para ello utiliza varias fábulas referidas al ser humano, relacionadas con la educación de forma indirecta y cuya pretensión es propiciar la reflexión y la sonrisa del lector y que éstas, a su vez, contribuyan a mejorar nuestra vida y nuestra convivencia. Las fábulas constituyen una excelente herramienta para el docente preocupado por mejorar la práctica escolar. Un planteamiento que exige modificaciones en los presupuestos sobre la naturaleza y las funciones de la institución escolar, en la forma de seleccionar y formar a los profesionales que trabajan en ella. En definitiva, una obra encaminada a la búsqueda de una escuela mejor, permanentemente abierta a la crítica y al diálogo, preocupada por la dimensión ética y política de su función en la sociedad.

 

LA ESTRATEGIA DEL CABALLO. Y otras fábulas para trabajar en el aula.

$18.400
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La escuela es una institución que enseña, pero debe ser también una organización que aprende. Se suele hablar de lo que los alumnos deben aprender, de cómo deben aprenderlo y de cómo se va a evaluar si lo han aprendido. Pero no se piensa en lo que la escuela tiene que aprender y por qué, en cómo va a poder aprenderlo, en qué obstáculos existen para que ese aprendizaje sea real y se realice de una manera efectiva y, si fuera posible, entusiasta. Partiendo de la idiosincrasia de la institución escolar (en el marco de la cultura neoliberal en que nos hallamos inmersos), el autor hace en este libro una reflexión sobre el carácter dinámico de la institución, sobre su compromiso social y sobre su apremiante necesidad de adaptarse a los nuevos retos y exigencias. Para ello utiliza varias fábulas referidas al ser humano, relacionadas con la educación de forma indirecta y cuya pretensión es propiciar la reflexión y la sonrisa del lector y que éstas, a su vez, contribuyan a mejorar nuestra vida y nuestra convivencia. Las fábulas constituyen una excelente herramienta para el docente preocupado por mejorar la práctica escolar. Un planteamiento que exige modificaciones en los presupuestos sobre la naturaleza y las funciones de la institución escolar, en la forma de seleccionar y formar a los profesionales que trabajan en ella. En definitiva, una obra encaminada a la búsqueda de una escuela mejor, permanentemente abierta a la crítica y al diálogo, preocupada por la dimensión ética y política de su función en la sociedad.