Este puede parecer un cuento clásico porque hay princesas, castillos y amores, unos reyes repetidos y una trenza muy larga. Pero también hay caballeros que se pintan las uñas y osas polares y porristas que andan en patines, mariposas escondidas y bosques por habitar. Todo es aburrido y esperable hasta que aparece un gulicuento gulicontento entre tus manos.

Las ilustraciones de Bellina ilustra son hipnóticas: nos sumergen en el mundo del castillo (que parece tan silencioso y aburrido) pero si miramos con atención, entre colores y bailes, se dejan ver las amistades y alianzas que se van bordando entre esas paredes grises o amarillentas, para despejar el camino y acompañar los pasos firmes y libres de la querida princesa gulicondesa.