En La razón populista, Ernesto Laclau vuelve a concentrarse en uno de los temas que lo han ocupado en su larga trayectoria intelectual, ya desde Política e ideología en la teoría marxista. El populismo, práctica política históricamente desdeñada, es aquí vuelto a pensar como lógica social y modo de construir lo político desde un enfoque que se aleja definitivamente del punto de vista sociológico. Sus hipótesis -basadas en el postestructuralismo y la teoría lacaniana- son puestas a prueba al analizar la conformación del populismo estadounidense, del kemalismo turco y del peronismo de la resistencia.
Su reformulación del concepto de "pueblo" lo lleva a retomar la discusión con Slavoj Zizek, que había quedado inconclusa en Contingencia, hegemonía, universalidad, en torno a la sobredeterminación de la identidad política. Cuestiona asimismo la caracterización de la multitud que plantearon Michael Hardt y Toni Negri en Imperio para poner el acento en el poder unificador de las demandas.
La razón populista aporta una nueva dimensión al análisis de la lucha hegemónica y de la formación de las identidades sociales, que es fundamental para comprender los triunfos y fracasos de los movimientos populares, y avanza un paso más en el proyecto político de una democracia radical en el actual escenario de un capitalismo globalizado.

LA RAZÓN POPULISTA

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En La razón populista, Ernesto Laclau vuelve a concentrarse en uno de los temas que lo han ocupado en su larga trayectoria intelectual, ya desde Política e ideología en la teoría marxista. El populismo, práctica política históricamente desdeñada, es aquí vuelto a pensar como lógica social y modo de construir lo político desde un enfoque que se aleja definitivamente del punto de vista sociológico. Sus hipótesis -basadas en el postestructuralismo y la teoría lacaniana- son puestas a prueba al analizar la conformación del populismo estadounidense, del kemalismo turco y del peronismo de la resistencia.
Su reformulación del concepto de "pueblo" lo lleva a retomar la discusión con Slavoj Zizek, que había quedado inconclusa en Contingencia, hegemonía, universalidad, en torno a la sobredeterminación de la identidad política. Cuestiona asimismo la caracterización de la multitud que plantearon Michael Hardt y Toni Negri en Imperio para poner el acento en el poder unificador de las demandas.
La razón populista aporta una nueva dimensión al análisis de la lucha hegemónica y de la formación de las identidades sociales, que es fundamental para comprender los triunfos y fracasos de los movimientos populares, y avanza un paso más en el proyecto político de una democracia radical en el actual escenario de un capitalismo globalizado.