La experiencia escolar es profunda y deja marcas subjetivas. Este libro es una invitación a imaginar cómo ayudar a tejer y entretejer en las dinámicas de la vida cotidiana otros modos posibles de pensar(se), de estar y sentir(se) las y los estudiantes en el escenario escolar. Comprender la dimensión socio-emocional de la convivencia escolar nos desafía a visibilizar las expresiones de violencias, racismos y estigmatización a la par que reflexionar sobre la capacidad de reparar las heridas sociales.