Para la pequeña Lola todo es nuevo: el aire, el fuego, los patos, las plazas. Lola tiene la mirada asombrada de quien descubre el mundo. Con un lenguaje que fluye entre la poesía y la prosa, la autora recrea de un modo atendo y sensible el universo de la primera infancia.
En Lola perdió la mamadera, la niña se pone muy triste por el percance pero pronto encontrará una forma nueva de tomar la leche, deliciosa y calentita.